La Divina Comedia
Siempre me ha parecido que el inicio de una narración define, en gran parte, la calidad de la misma. A pesar de ver esa impresión desmentida en la novela “Una partida de ajedrez” de Stefan Zweig, sigo otorgándole una atención muy especial al primer párrafo de un relato. En el universo kafkiano, por ejemplo, todo me parece igualmente intenso al punto de cansar tus sentidos apabullados por un exceso de realidad, pero una realidad casi sin sentido y un personaje cuasi existente, y veo entonces una serie de “inicios” o “finales” como una esfera de un único color en donde todos los puntos se conectan y una forma indefinida que da marco a un mundo impreciso con reglas lógicas pero casi carente de vida o significado, aunque claro, todo esto no es solo de esa manera, pero un comentario corto sobre Kafka se me hizo un poco difícil, así que mejor olvide lo que llevo diciendo.
Si no, piense un poco en La Divina Comedia, cuando diríamos los entendidos que Dante no entra al Infierno, sino que ya estaba allí, y lo nota solo cuando su Guía -el poeta Virgilio- representando la Sabiduría y el Conocimiento, su guía interior o su conciencia divina despertando, le hace reconocer las conductas a veces pecaminosas y hasta criminales de aquellos que lo rodean. Entrar en ese Infierno, entonces, equivale a darse cuenta. Cuanto mayor Conocimiento se tiene, mayor es el nivel de Conciencia y peor se vuelve el Infierno, por tanto, al descender por las fosas del mismo en realidad asciende en su interioridad que se desarrolla en la adversidad y la prueba. También podríamos decir que salen a la luz los aspectos oscuros ocultos en su propio ser. Es por esto que al ascender en el Camino Espiritual el entorno puede tornarse infernal y el camino al Cielo puede ser tan escabroso como Dante lo concibió hace setecientos años, cuando contaba con treinta y cinco años. Increíblemente así descubrimos que uno debe desarrollar las Virtudes necesarias para entrar ¡al Infierno!
“Darse cuenta” abre la puerta del Averno, pero dormirse puede ser a veces como dejarse cocinar a fuego lento. Imposible concebir una obra de tal magnitud, tanto como imaginarme la dimensión del más grande autor que hace que otro miles se vean tan pequeños. Ahora, y dado que la vaguedad y la imprecisión se han convertido hace tiempo casi en una cualidad de todos mis escritos, le dejo una sincera advertencia que Pedro le da a Dante en el Canto IX del Purgatorio: “-Entrad, mas debo advertiros que quien mira hacia atrás vuelve a salir.” FSKPIFT
Buena suerte en su viaje.
Horacio Kiel
(Julio de 2020)